En esta crisis de reputación de Facebook y Cambridge Analytica yo planteo una reflexión: ¿Es posible una organización multinacional ser apolítica? Este es uno de los principales desafíos éticos de toda multinacional, pero eso es aún más importante cuando una empresa no está simplemente involucrada en el negocio de vender productos y servicios, como gasolina, zapatillas o perfumes. En el caso de Facebook, que se define ambiciosamente como una empresa que quiere ‘make the world more open and connected’ está claro que es bastante complicado. La misión de la empresa entra en ruta de colisión con el derecho a la privacidad y el poder de quienes usan nuestros datos en la publicidad vía Facebook como una arma de influencia.
En este sentido, la iniciativa #DeleteFacebook, aunque no va a afectar en casi nada a la empresa, es un indicador interesante de un posible cambio de humor social en relación a la simpática empresa azul. Eso porque la iniciativa expresa un rechazo y la conciencia de que las redes sociales, y en particular Facebook como su principal actor, no es algo tan inocente como las caritas sonrientes o los pulgares arriba de sus iconos. O los posts de perros y gatos.
En esta crisis de Facebook y Cambridge Analytica lo que vemos claramente es el cuestionamiento de la ética de una empresa con fines comerciales por la manera por la cual:
- Gestiona los datos que ha conseguido de las personas
- Entiende lo privado como algo comercialmente rentable
- Administra la confianza que sus usuarios y clientes tienen en ella
Es un caso extremadamente complejo con implicaciones para cualquier empresa que se mueve en la economía digital. Y que por lo tanto necesita de algunos parámetros acerca de estos temas para saber cómo tomar sus decisiones estratégicas. En los próximos tres posts voy a intentar abordar estos puntos. To be continued…